Hola Vanu!
Esta vez te escribo desde unas vacaciones con mi familia. Me levanté a las 7am, fui al mar y wow, sentí que estoy en el lugar en el que tengo que estar y esa sensación es espectacular. No extraño más que mi auto, jaja. Mientras, pienso que en unos meses se casan amigas muy cercanas y sí, va a ser difícil. Rosh Hashana será tan solo en una semana y también lo va a ser, pero mis primas me hicieron el mejor regalo del mundo: me dieron sobres con consignas para algunos momentos especiales y Rosh Hashana es uno... así que tengo una carta por abrir, además de la tuya. Hay ciertas fechas en las que quizás me sienta lejos, pero la vida es muy efímera... esos momentos pasan en 24 horas y una elección de vida dura un poquito más.
Te había prometido escribir sobre el hebreo, así que acá va. Fui a la primaria “Scholem Aleijem”, una escuela en donde aprendí mucho hebreo, pues el turno tarde correspondía al mundo judaico, teníamos gramática y fuentes de judaísmo (torá). A pesar de que fui a ORT en la secundaria y perdí casi todo el hebreo que había adquirido, siento que el Scholem me salvó para esta experiencia. Arrancar el idioma desde cero acá me resultaría muy difícil.
Una curiosa que descubrí es que en 2020 llegaron 31.000 inmigrantes, el 38,1% de Rusia, el 15.1% de Ucrania, 11% eran franceses, 10,7% de Estados Unidos1; y 500 argentinxs2, de cada uno de ellos este mensaje: acá sin hebreo estás frito. Según investigué, el 30% de los inmigrantes que llegan con una licenciatura se vuelve a su país de origen porque no logran encontrar un trabajo adaptado a sus cualidades3. Por eso el Estado subsidia a nuevos inmigrantes con dos semestres para cursos de hebreo: yo estoy tomando clases diarias hasta diciembre (y siento que cada día sé menos).
Es increíble que sea un idioma medianamente moderno y a la vez, tan único. Antes era usado estrictamente para el ámbito religioso, pero en las últimas dos décadas del siglo XIX, un tal Eliezer Ben Yehuda y otros lo revivieron y modernizaron para usarlo en la vida cotidiana.
Algunos datitos de color que me resultan muy locos:
Es un idioma que casi no incluye vocales en sus palabras. Se puede escribir con vocales o sin, pero los adultos y en la calle se escribe sin. Eso es lo primero que me llama la atención, tenemos que primero conocer la palabra, para luego saber cómo leerla. Esa fue una de las razones por las cuales me puse Maia en el DNI, porque “SHEILA” lo pronuncian “SHILA” y mucho no me gustaba.
Gramaticalmente es medianamente fácil, hay tres tiempos verbales: presente, pasado y futuro.
Tienen un problemón hasta hoy en día en relación al masculino o femenino, digo problema porque incluso los israelíes lo utilizan mal. Hay una norma pero hay más excepciones que palabras que cumplen con la regla. Quizás una palabra es masculino en singular pero al pasarla a plural, es femenina: el sin sentido jaja. No soy lingüista ni estudié semiótica más que cuando cursábamos juntas en Uces, pero quizás todo idioma tiene diez millones de excepciones que en algún momento -espero- se naturalizan.
¿Qué otras cosas te llaman la atención de este idioma loco? ¿Sentís que algún día podrás hablarlo bien? Me imagino dentro de algunos años con el hebreo incorporado, quizás es una fantasía, ojalá se me cumpla.
Elegí escribir sobre el hebreo para explicar porqué siento que estoy viviendo en un nuevo mundo. Es fuerte tener el nivel de idioma de mi primita de 5 años. Imaginate vivir intentando todo el tiempo: intentar pedir bien un café, intentar entender cuando te preguntan algo, intentar contestar bien, intentar pedir ayuda cuando estás perdida, intentar comprar lo que querés comprar en el supermercado. Como me conozco, sé que debo mantener estables las patas de mi mesa para estar en equilibrio. En este nuevo desafío todavía no vivo a piloto automático, tengo que estar muy atenta. Recordar esto es una gran ayuda para este proceso importante para el migrante. En mi caso, entreno y medito porque lo necesito y esta semana incorporé danza, otro cable a tierra. También tengo la intención de ser voluntaria en algún proyecto para árabes y judíos y de poder profundizar entre el judaísmo y la meditación mientras dure mi estadía en Jerusalem. Veremos qué sale.
Empecé un libro, Free Play, te lo recomiendo para esta etapa.
“Una vida creativa es una cuestión riesgosa. Seguir el propio curso, no trazado por los padres, por nuestros pares, o por las instituciones, implica un delicado equilibrio de tradición y libertad personal, un delicado equilibrio de ser fiel a sí mismo y permanecer abierto al cambio. (...) Entrar en lo desconocido puede conducirnos al deleite, a la poesía, a la invención, al humor, a la autorrealización y ocasionalmente a un enorme impulso creativo.”
Para terminar, quiero decirte que me encantó tu carta anterior. Celebro que pensemos diferente en varias cosas y aún así poder conformar este proyecto juntas. También decir gracias a quienes nos dan feedback, porque nos ayuda a construir. ¡y seguir creciendo! En un principio nos habíamos puesto la meta de 100 suscriptores y 5 cartas de cada una; y hoy me enorgullece saber que la semana pasada te leyeron 650 personas y ya vamos por el octavo envío.
También te felicito públicamente por tu nuevo trabajo. ¿Me das algunos tips con lo que te sirvió para encontrar lo que estabas buscando? Te deseo que te sientas cómoda y te sirva.
Te quiero y te espero en Jeru con un saquito cerca para la noche.
¡Dale que ya termina el verano!
Shei