¡Hola, Vanu!
Sí, es miércoles y te estoy escribiendo con 3 días de demora. Hoy es 15 de septiembre y no solo comienza Iom Kipur, si no que hoy se cumplen dos meses desde que llegué a Israel; así que es el día ideal para poner en palabras lo que me está pasando.
Esta semana procrastiné escribirte porque no tuve una energía muy optimista. ¿Te acordás de Bensi, el esposo de mi tía de 94 años? Está hospitalizado desde Rosh Hashana. La situación me hizo tomar consciencia de que -también- voy a tener que vivir momentos difíciles familiares, porque efectivamente ya soy parte de esta familia israelí. También fue la despedida de solteras de dos de mis amigas y por primera vez me sentí lejos. Vos, que sos muy intuitiva me llamaste para saber cómo estaba. Me dijiste que me sentías “fuera de mi eje”. Bueno, de eso se va a tratar este mail.
Empecé un nuevo trabajo, en un jardín de infantes, eso se sumó a lo que te venía contando antes. Si bien, trabajé muchos años con niñxs, nunca creí que iba a tener que consolar a unx en otro idioma para que deje de llorar. En ese momento, cuando me lloran 3 a la vez al grito de “aba” (papá) o “ima” (mamá), todo el Ulpán se eyecta por mi boca y se sincretiza con los años de madrija. Aunque no recuerdo bien las conjugaciones y los verbos, me doy cuenta de que estoy usando el hebreo correctamente cuando le niñx me obedece. Justo esta semana practicamos futuro en el Ulpan y practiqué diciéndole en el jardín a un nene “mamá va a venir”.
Me da mucha gracia verme a mi misma en la escena con 20 nenxs, una morá que hace lo que puede y yo, que no sé hablar. En el Ulpán por momentos me angustio porque siento que cada vez sé menos. Porque tengo 29 años y quiero poder expresarme como una persona de mi edad y mi nivel de fluidez en el hebreo es menor al de mis alumnitos de 3 años. El otro día salí de la clase llorando porque me desbordé con las preposiciones. Pensé “no voy a poder con esto” / “se necesita mucha actitud y resiliencia para estar acá” / “no sé si estoy preparada”. Con un rato de compañía y abrazos se me pasó. Es que entendeme: no estudio desde que terminamos la facultad en 2013 y realmente me es muy difícil dilucidar cómo avanzar en el idioma. Si alguien tiene algún consejo o técnica, puede dejarlo en los comentarios. Una vez escuché que llega un momento en que fluye. En el Ulpán, contrariamente, hay una australiana que lleva un cuadernito y anota absolutamente todas las palabras, luego hace grabaciones y las escucha todos los días. Me encantaría tener ese nivel de disciplina, pero tengo que hacer changas para cuando se me acabe el sal klitá.
Les pido disculpas a los lectores, pero realmente creo que #EstoEsUnViaje. Les pido disculpas por la energía de este mail previo a Iom Kipur, quizás estaban esperando un mensaje sobre el ayuno y el sentido de repensarnos, pero realmente creo que es fiel contarles el lado B de la aliá a quienes tienen ganas de venirse. Este Iom Kipur va a ser diferente y me propongo repensarme en silencio (cuánto extraño esto) para volver al eje. Pensar ¿a qué le destino la mayor cantidad de mi tiempo?, ¿cómo es mi plan acá después del Ulpán? ¿cómo me gustaría que sean mis vínculos con mis afectos a la distancia? ¿cómo soy yo vs cómo me muestro?. Porque ante todo, pedir perdón no es solo para borrar lo que hemos hecho, si no para creer que podemos hacerlo distinto. Y todas esas preguntas creo que me ayudarán para encarar desde otro lado. En Kipur a quien más le pido perdón es a mi misma. Por no escucharme cuando lo necesito, por distraerme con lo mundano cuando tengo que actuar tras mis deseos y objetivos. Cuando estoy desbordada, también estoy convencida de que las respuestas están dentro mio. Espero que este mail catártico sea el puntapié para volver al eje.
Gracias por acompañarme e impulsarme a escribir todo esto.
Jatima tova! Que vivas Iom Kipur de la manera que más prefieras. Por acá, pronto nos pondremos a cenar y encarar para alguna sinagoga en Bat Yam.
Te quiero mucho!
Shei