¡Shei! Hola una vez más
No me imagino tu ansiedad en este momento. Sé que estás en modo zen meditación (y qué suerte que tenés todas esas herramientas) pero las últimas semanas en Baires no dejan de ser particularmente intensas. A mí además se me hicieron larguísimas, casi insoportables. Te pediría que comas muchos sandwichitos de miga y budín de pan (esas cosas que no se consiguen acá) por mí, aunque no recuerdo si te gustan tanto. Yo hace un mes - se cumple hoy - que llegué a Ben Gurión con tres valijas, un carry on, una mochila y el perro. Vuelvo a ese momento, repaso todo lo que me pasó desde entonces y siento como si hubiese pasado un año. Un año en el que no logré dejar de pensar nunca, en el que casi todo me sigue sorprendiendo. Ya sabemos que #EstoNoEsUnViaje, pero todavía me cuesta sacarme los anteojos de viajera de encima.
Anteayer estuve en la Pride Parade de Tel Aviv, una experiencia que deseé muchísimo el año pasado y que no pude tener por obvias razones… Tenías razón en tu primer mail: es verdad que todo llega. Sin embargo, fue bastante distinta a las marchas que vi durante años allá (desde 2014 creo que sólo me perdí una), que son lo único con lo que puedo comparar. Esta “Marcha del Orgullo” era mucho menos marcha y mucho más fiesta electrónica, como una especie de Lollapalooza temático. Hay alcohol, hay calor, hay gente pasándola bomba, hay banderitas, brillos y polvitos varios para probar. Lo que casi no vi es política, en todo el recorrido sólo encontré dos carteles con demandas. Y la política, a mi entender, es la única forma que existe de cambiar la realidad de las personas LGBTIQ+ en un mundo en el que aún viven en condiciones de desigualdad como el resto de las minorías. Sino, mirá lo que logramos esta semana en Argentina.
Al mismo tiempo, me pregunté si esa gente que quiere cambiar la realidad existe en verdad o es un invento de mi cabeza que no quiere sentirse sola en este nuevo hogar. Y esto me hizo volver a tu segundo mail y me llevó hasta mis amigas. La primera razón por la que lloré desde que llegué acá, hace dos semanas. Estaba triste porque las extraño, sigo estando triste por tenerlas lejos. Mis amigas son quienes me demuestran que no estoy sola buscando cambiar la realidad y que no soy la única que está pensando - porque te juro que no puedo evitarlo, aunque sea re doloroso - que mientras cientos de miles de personas bailan con banderas en una playa espectacular, otros tantos millones en el mundo sufren porque les faltan esas libertades que tanto reivindicamos al ritmo de Noga Erez. El orgullo no se trata de la libertad para consumir y disfrutar, sino de la libertad de ser vos mismx. Por favor, que eso no se olvide.
Como ya te conté alguna vez, cuando era chica sufrí bastante bullying en el colegio. Mi sensación con las violencias que mis compañerxs ejercían sobre mí era que eso era mi culpa: que yo tenía que cambiar para ser aceptada, que no estaba bien como yo era. Esa sensación a veces me persigue. Por ejemplo, en octubre de 2019, cuando vine a Israel a estudiar por 10 meses, tenía mucho miedo de que me dejaran de querer por haberme ido… El fantasma de no ser aceptada me sigue aterrando hasta hoy.
Pero con mis amigas es distinto. Ellas me demostraron que estaba equivocada: que puedo contarles todo lo que me está saliendo mal sin ninguna vergüenza -como cuando estás cumpliendo el sueño de estudiar una maestría internacional y cae una pandemia que te arruina el viaje - y que puedo hacer ridiculeces sin miedo -como haberme venido a vivir a otro país por una pareja-, porque el vínculo que tenemos y la red que formamos me sigue sosteniendo. ¿Y para qué te cuento esto? Porque en un par de días vas a empezar a sentirte desarraigada. Siempre vas a poder volver a tu casa porque siempre va a estar esa opción: pero posiblemente elijas estar acá y acostumbrarte a sentirlo. Y va a haber mucha gente acá (como yo, obvio) que va a buscar sostenerte, pero igual va a ser doloroso estar lejos de tu grupo de amigas. Yo no siento el desarraigo yendo al súper y haciéndome entender como puedo, pero lo siento cuando son las 3 am en Argentina y nadie lee mis mensajes sobre sueños bizarros en Whatsapp.
Quiero que sepas que vas a encontrarte con mucha gente acá que va a contarte maravillas sobre su nueva vida como olim (y de lxs que dicen que Argentina es inviable y etcétera, pfff está lleno) pero muy pocxs van a hablarte de lo que se extraña y duele estar lejos. Entre el año pasado y este, yo aprendí algunas cosas sobre las relaciones a distancia que quiero compartirte:
La primera es que las relaciones sexo-afectivas y las otras no son tan distintas. Ambas requieren la voluntad de sostenerse, sino no funcionará. Y pensando en mi experiencia reciente, ¿mejor si no funciona, no? Si a tu relación - del tipo que sea - sólo la sostiene la presencia física en un mismo lugar o el contacto con un cuerpo… Si es sólo eso, ese vínculo no funciona ni a distancia ni presencialmente.
La segunda es que hay gente a la que le cuestan mucho las cuestiones tecnológicas, aun siendo millennials o lo que sea, no estoy hablando de mi mamá. Muchas personas de mi edad no se dedican a estar en su teléfono todo el día como yo, que trabajo de eso. Esas personas son las que más vas a valorar a la distancia, porque te van a demostrar que están haciendo un esfuerzo por vos, porque quieren saber cómo estás. Te vas a dar cuenta de que no les surge naturalmente mandar fotos o un audio de 5 minutos, pero alguna vez lo van a hacer y esa charla asincrónica no va a ser una más del montón.
Con respecto a las fotos, algo que es muy importante. Sacate fotos todo lo que puedas, mandalas y compartilas. La gente quiere saber lo que estás haciendo y quiere verte la cara. No saques fotos de paisajes, sacate vos con el paisaje aunque sea una selfie pedorra: que se vea tu felicidad y también si estás medio rara.
Y hablando de estar rara… Sabé que a las personas que se preocupan por vos, es a quienes les vas a contar cuando algo te salga mal de verdad. No sólo que conseguiste un trabajo genial (que seguro lo vas a hacer), no sólo que estás en la playa disfrutando como todxs lxs demás muestran en sus historias de Instagram. Cuando algo no funcione y te angustie, las relaciones a distancia que realmente importan van a poder sostenerte aunque falten los abrazos.
Sí, se hizo largo esta vez, pero sentí que alguien tenía que decirlo (aunque un poco ya lo dijo Charly). Entre tanto marketing de arcoíris, papelitos de colores, música y fiesta del orgullo consumista, hay algunas cosas sobre el amor que se escapan a la vista… El amor no es eso, el amor es inmensamente mejor. Y el amor de amigas, ni te cuento.
Te quiero y te espero, amiga querida. Todos esos abrazos por venir me emocionan.
Vani
Los mejores 4 puntos ever. Gracias.