¡Sorpresa! Somos nosotras
Las amigas que vuelven a escribirse cartas acerca de su inmigración en Israel
Hola amiga querida! No te la esperabas, eh? Con motivo de que se acercan tus 31, pensé en volver antes del 10/03 para que empieces tu nuevo ciclo escribiendo, haciendo catarsis y con deseos.
Para enmarcar a quienes nos leen pero nos perdieron el rastro hace unos meses, les cuento que ya estoy felizmente asentada. Los últimos meses del Ulpan fueron difíciles: los morim habían puesto 5ta en el último tramo del Ulpan, tenía que buscar con quién vivir y dónde, y encontrar trabajo para poder pagar donde vivir. A todo esto, emociones que no me permitían ni siquiera meditar. Sabía que en el Ulpan estaba “de prestada”, que me estaban becando por estudiar, pero la verdad es que después de 4 meses, al último mes ya no me entraba ni una palabra más en la cabeza. Necesitaba empezar mi alia, que en mi opinión inició después del Ulpan.
(Acá va un pequeño tip para quienes recién llegaron o están por venir: laburen al principio. Les van a decir que esperen a asentarse, pero mi consejo es exactamente inverso. Laburen al principio, cuando en el Ulpan estudian cosas fáciles o repasan o que ya se supone que deberían saber para su nivel. ¿Por qué recomiendo esto? Porque cuando el ulpan te haga abrocharte el cinturón indefectiblemente, no vas a saber de dónde sacar plata para el depósito de tu próximo hogar. Con cualquier trabajo informal algunas veces por semana podrás pagarlo sin problema.)
Luego de este sum up, estoy escribiéndote desde nuestro amado hogar en Ramat Gan mientras tomo mate (hoy se me terminó el paquete de Cachamate, lo que no pasa desapercibido). Ramat Gan es una ciudad aledaña a Tel Aviv y para mi, está buenísima. Estamos a 30 minutos de Tel Aviv, es mucho menos ruidosa, menos densamente poblada, más barata y menos consumista (en Tel Aviv das un paso, dejás un shekel). Es muy loco porque siempre quise “hacer Aliá a Tel Aviv” y ahora me encuentro con que por momentos, Tel Aviv me asfixia y necesito volver a Ramat Gan.
Estos meses han sido de aterrizaje y de mucho aprendizaje: en el vínculo con mis compañeros de casa y también conmigo misma. Volví a meditar todos los días, me di cuenta que necesito energía y claridad mental para trazar la vida que quiero llevar acá. ¿Qué pide el mercado laboral acá?, ¿con quién contactarme profesionalmente? y por sobre todas las cosas si acaso alguna vez podré volver a los hobbies que me hacían feliz en Buenos Aires: bailar y hacer cerámica.
Solo hay una cosa que me entristeció estos últimos días, desde mi subjetividad a 14.000km de la Argentina. En mis redes, solo veía posteos sobre los violadores en Palermo pero levantaba la cabeza y mi realidad era totalmente ajena a lo que probablemente era el único tema de conversación entre mis amigos allá. Les expliqué a mis compañeras del trabajo lo que había pasado y entendían perfectamente la consternación que sentía, más allá de la sororidad, porque esto es un problema MUNDIAL. No quiero el borrón y cuenta nueva con lo que pasa en Argentina. La emigración me llevó a sentirme ciudadana del mundo. A no solo sentir empatía solo por lo que pasa en el lugar en el que vivo, si no también por lo que pasa en Argentina e incluso por el país de procedencia de mis nuevos amigos, los de acá. Acá hay gente de todos lados. Todavía me sorprendo al escuchar tantos idiomas cuando camino por la calle en Tel Aviv o me subo a un colectivo. Este país es el lugar de encuentro de un montón como vos, como yo, a tal punto que el otro día hubo una marcha en Kikar Rabin por el pueblo ucraniano.
¿Vos cómo vivís cuando acontece algo positivo o negativo en tu querida Argentina? ¿Qué emociones te generan y cómo las canalizás? Yo no sabía si compartir en mis redes, finalmente lo hice y lo complementé con una charla con amigas israelíes para informar sobre el marco de violación de derechos humanos específicamente a las mujeres que se vive en la Argentina.
Para cerrar, estoy feliz de estar de vuelta. No vamos a redoblar la apuesta, simplemente nos proponemos ser nosotras y espero que esa autenticidad les dé más ganas de abrir este mail.
Te abrazo, ahora más cerquita que antes!
Shei
Que lindo volver a leerteee!